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TOMAS LAVIONETTA


TOMAS LAVIONETTA

Esta historia que les cuento hace tanto que pasó

que sólo lo recordamos el viento, la lluvia y yo.

El viento se fue de viaje, la lluvia ya se durmió,

si yo no les cuento el cuento no sabrán lo que paso.

(anónimo)

|Esta es la historia de Tomás Lavionetta,

que tenía un sólo anhelo

Conocer, algún día, el cielo.

Cuando era chiquito, pasaba muchas horas con la pancita hacia arriba, tirado en el jardín de su casa, mirando las nubes, los pájaros y las mariposas.

Muchas veces su mamá Dona Nita lo llamaba para comer:

-¡Tomaaaás....la sopiiiiiiiita.!,- Pero él, nada parecía que estaba en otro mundo, sus ojos seguían fijos en el cielo como si estuvieran congelados.

También los pensamientos estaban lejos: se imaginaba volando entre las nubes blancas y los pájaros del cielo piloteando una hermosa avioneta, vestido de aviador.

-¡Tomaaaaaaaás...la leeeeeecheee..! - Gritaba la mamá hasta que lo iba a buscar..

Para aprender a volar construyó, con unos amigos un par de alas gigantes de papel barrilete, y subido a una piedra intento volar. Por suerte Tomás tenía unos buenos amigos que lo ayudaban en todo, ellos eran: Pablo kecito.  Omar Tillo y Fernando Lores. Entre todos formaron una montaña humana y así corriendo intentaron impulsar a Tomás pero ayyyy. . Cuántos golpes y moretones consiguieron todos. Pero Tomás tenía la cabeza muy dura y es así que intento con un globo que la mamá le compre en la plaza, otra vez los amigos lo ayudaron pero la rama de un árbol destruyó el globo de los chicos.

Así Tomás fue creciendo lanzándose hacia al aire desde cada montañita de tierra que encontraba.

Sus sueños de volar también crecían día a día. Al fin cuando se hizo ...Asiiiiiiii de grandeeeeee...!

Aprendió a volar, primero en globo aerostático, allí conoció por primera vez la sensación de libertad que le producía volar. Voló sobre las sierras, los bosques, los ríos y la ciudad.

Aprendió a volar un aeroplano, una avioneta y hasta un avión de verdad.

Al principio su vida era muy divertida, sus viajes cobraban más y más altura. Era más el tiempo que pasaba en el aire que en la tierra. Sus amigos eran ahora los pájaros porque los otros se habían quedado allá abajo muy lejos.

Una vez, al caer la tarde, vio en el cielo una lucecita muy brillante. Se acercó a un pájaro y le preguntó si conocía esa luz. Él le contó que era una estrella de mar su nombre era Estrella Dita. A ella le gustaba volar, así que probó de mil modos para llegar hasta allí.

Primero Subió a una piedrita con un par de alas hechas con mejillones. Después sus amigas hicieron una montaña y la subieron en sus hombros y así corriendo lo intentaron impulsarla, pero vivía golpeándose, pero como tenia la cabeza muy dura siguió con sus intentos. Sus amigos la esponja Ponesa, la ostra Bucco y el pulpo Deroso, la ayudaban en forma incondicional en todo.

Y por último intentó con un globo que vendían en la plaza pero cuando su amigo el cangrejo Alejo quiso empujarla, lo pinchó con su pata trasera y ..pluffff ... Estrellita: ...se estrelló.

Sus sueños de volar muy alto eran muy fuertes, así que probó con un globo aerostático que pasaba y se colgó de su canastilla. Cuando estuvo muy alto se soltó en una nube y allí se quedó dormida, flotando sola pues el globo siguió su rumbo.

Ella también se sentía sola, sus amigos no estaban y el mar estaba muy lejos.

Al oír esto Tomás decidió acercarse.

Con mucho cuidado, para no encandilarse demasiado con su luz. Cuando Estrella Dita lo vio acercarse en su avioneta, ohhh se quedó quietita por miedo a que el ventarrón que levantaba Tomás no le despeinaran su larga cabellera.

Los dos se acercaron muy despacio hasta conocerse. Tomás dio un par de vueltas alrededor de ella. Estrella Dita abrió poco a poco su escudo de luz permitiéndole que se acerque. Y así, al fin sus ojos se fundieron en una mirada interminable.

Una mirada que traspasaba sus cuerpos hasta llegar a sus corazones llenos de amor.

Juntos compartieron desde entonces el placer de volar.

De vez en cuando bajan a la tierra a visitar de Doña Nita y a dar un chapuzón hasta el fondo del mar.

Así entre cielo la tierra y el mar

Termina esta historia tan singular.

Tomás Lavioneta y Estrella Dita, ya se han volado

y dicen que los vieron muy enamorados... STEEL

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